Una experiencia que nunca olvidaré.
Mi primer vuelo en tándem de Ala Delta.
Sentí como mis pies se despegaban del suelo, antes los nervios eran evidentes, pero mi confianza plena en Patxi hizo que todos mis nervios se desvanecieran. Una explicación sencilla y una carrera junto a el, para practicar una carrera sincronizada fue todo y suficiente. Su experiencia hizo que yo me sintiera segura en todo momento. Nos equipamos, nos tamos al ala y… estamos listos, uno, dos, tres! Corremos y… los pies se separan del suelo sin dejar de correr. Sentí como flotaba en el aire. Todo se veía pequeño como cuando viajas en avión y te vas acercando a la tierra y ves las carreteras como lineas pintadas en el suelo. Los campos eran retales, cada uno de una forma y de distintos colores, los pueblos parecían piedras agrupadas y amontonadas. El viento es fuerte, me agarro a la barra y disfruto. Flotas, solo flotas en el aire con el viento golpeando la cara. El descenso y la velocidad son evidentes, pero apenas se sienten. Estamos cerca del suelo, es hora de aterrizar, los nervios vuelven, hay que salir del saco. Patxi toma las riendas y la velocidad a la que nos acercamos al suelo ahora es notable. Patxi hace todo lo posible para aterrizar de pie, pero mi estúpida mano sigue agarrada a la barra y no le dejo, no pasa nada, aterrizaremos tumbados. Tomamos tierra, emoción, alegría y adrenalina, mucha adrenalina. Genial!!
Muchas gracias Patxi por aquella experiencia, aunque ha pasado mucho tiempo, nunca la olvidaré.