Volando como un pájaro libre.
Todo comenzó gracias a mi tío y amigo Patxi, que ya se dedica a volar y compartir esa sensación con mucha gente desde hace años y no podía dejarlo pasar más tiempo a sentir aquello que tanto envidiaba, pero por nervios y miedo no me decidía a lanzarme a volar. Llego el día ahí estábamos esperando a que el viento se pusiera perfecto para lanzarnos, llego el momento y nos dirigimos, arnés, casco, gafas, cuerda, LISTO. Empecé a sentir un nudo en el estómago, pensar que tendría miedo a las alturas y sentirme desprotegida. Ya que aparte de aviones o avionetas no había volado de otra manera y menos con unas cuerdas atadas al cuerpo y una tela con cuatro cables. Pero fue dar dos pasos y estar suspendidos en el aire, comenzar a sentir una tranquilidad, seguridad y sobre todo una paz y libertad que es inexplicable de expresar si no lo pruebas, paso el tiempo sin darnos cuenta, horas suspendidos en el aire viendo pasar pájaros, águilas y a mi hermano con otro ala saludándonos. Éramos como pajarillos libres, la familia unida en el cielo, algo difícil de olvidar, gracias y espero volver a compartir muchos más momentos de estos que son inexplicables de entender sin probarlo.