Vuelo de Arangoiti a los Mallos de Riglos “Huesca “
Era un día de viento sur suave con alguna nube que otra y como de costumbre nos reunimos unos cuantos pilotos en el despegue de Arangoiti “Sierra de Leyre “.
La verdad que no sabíamos que hacer ni para donde ir si conseguíamos remontar y coger altura, pero en un momento de la vendita duda de Eneko G, comento que el no lo veía y que si queríamos nos hacia la recogida. Así que dicho y hecho, propuse ir dirección Riglos (Huesca). Fernando y Tximo estaban de acuerdo en intentarlo y a Eneko G. no le importaba ir hasta allí si conseguíamos llegar. Los demás prefirieron hacer un vuelo local.
Despegamos y pronto Fernando y yo pillamos nube mientras a Tximo le costaba subir, así que nos dijo que tiráramos hacia adelante. Fuimos dirección Sos del Rey Católico y allí nos costo un rato remontar. Cuando por fin lo hicimos Tximo apareció muy bajo, le indique la situación de mi térmica, pero esta se había movido y le costo encontrarla. Nosotros tocamos nube y Fernando me dijo por radio de seguir avanzando dirección Este. Yo me abrí dirección a una nube que había en Sadaba (Sur), mientras Fernando tiraba por la cima de la sierra. Al verme decidió acompañarme y perder un bonito tiempo dando un rodeo deeeé unos 15-20km? Al rato volvimos a la sierra dirección Riglos y escuchamos que Tximo ya estaba allí. (Perdona Fer) De allí fuimos de nube en nube tirando todo el rato por delante Fernando. Llego un momento que llegamos a los Mallos de Riglos y aquel paisaje para mi fue alucinante. Ver esas paredes verticales de roca rojiza de más de 300m de desnivel debajo mía y que siempre las había contemplado con asombro desde abajo, «era un momento mágico». No me podía creer aquella hermosa vista y tan bonita perspectiva.También pude contemplar algún que otro escalador y los raftin bajando por el río Gallego.
Me quede dando vueltas por allí mientras Fernando fue hasta el Castillo de Loarre y Tximo unos Km. más lejos.” A Tximo le valió este vuelo para ganar el Open de Distancia del 2010 “.
Yo ya había decidido aterrizar en Murillo de Gallego y así tomarme una merecida jarra de cerveza con un helado en el pueblo. Y así fue, gracias al camarero del bar que me fió mientras llegaban los compas y poder pagarle. Me había dejado la cartera en el arnés y quedaba a un kilómetro y medio a las afueras del pueblo. Claro, no tenia ganas de volver hasta allí con el calor que hacia. Minutos después llego la recogida mientras escuchaba anécdotas de unos piragüistas de aguas bravas.
Gracias a Eneko G. por la eficaz recogida, a Fernando por su paciencia al confundir el Norte, digo Este (jeje) y al camarero del bar de Murillo por su amabilidad.