La sensación de libertad

Recuerdo aquel día que por circunstancias de la vida me encontré en la sierra del Perdón subido en un Ala Delta Biplaza.
Fue fantástico, nunca había imaginado ni sentido esa sensación de libertad. Estaba viendo los pinos debajo mía a unos 100 metros de altura y parecía un manto de césped. Era alucinante, desplazarse monte arriba, abajo, realizando giros y tan solo le faltaba un poco de música, para que aquel sueño fuera perfecto. Recuerdo que le comente a mi acompañante que a aquel momento le pondría música de Pink Floy y a flipar.
Por aquel entonces me gustaba realizar todo tipo de deportes y percibir todas sus sensaciones. Escalar, bucear, correr, kayak de aguas bravas, ciclismo, travesías de montaña, descenso de barrancos y algunos mas… Solo pensaba en salir corriendo del agobio del trabajo y la ciudad. Sentirme libre en contacto con la naturaleza fuera como fuera.
Por desgracia o fortuna, tuve un día que dejar todo ello debido a un aviso que me dio la salud. Así que aprovechando un curso de Ala Delta que era subvencionado, me decidí a realizarlo.
Pensé que como iban tumbados, poco esfuerzo tendrían que hacer.
Al presentarme al curso le comente mi situación al instructor y me respondió que yo seria el primero en darme cuenta si podría realizarlo o no.
El curso la verdad que no fue un camino de rosas, pero tampoco hacia falta ser un atleta.
Eso si, toda mi energía e ilusión por conseguirlo, eran pocas. Solo pensaba en el fin de semana siguiente y en que no se acabara la mañana para realizar todas las repeticiones que fueran necesarias hasta conseguir volar. Poco a poco lo iba logrando, el entender como se manejaba aquella gran cometa era un bonito reto.
Lo que no sabía era que me iba a enganchar tanto.
Recuerdo el día de la suelta desde la cara Norte de Arangoiti, que después de despegar, no quería que aquello se acabara. Miraba a la gente debajo mía en la Foz de Arbayun chapoteando en el agua y en realidad solo veía el chapoteo y las toallas, no a las personas. Era alucinante a la altura que estaba y aquel mágico paisaje, sin ruidos, libre como las aves y lo mas increíble, aquello no era un sueño.
Después de aquel momento solo pensaba en volver a percibir aquella gran sensación.
La sensación de Libertad.
Actualmente he volado con música de Pink Floy, he visto increíbles paisajes que solo desde allí arriba se puede apreciar su grandeza, también con diferentes clases de aves e incluso jugado con muchas de ellas. Bueno, creo mas bien, ellas con migo porque son ellas las profesionales de este mundillo. Y lo increíble de todo, es que no hay dos vuelos iguales.
Siempre he pensado que las cosas buenas y mágicas como esta, son para compartirlas. Por desgracia las malas vienen solas.
Que pasan por algo y que los sueños como este del Vuelo Libre u otros, si lo persigues con ganas e ilusión son realizables.